Fotografía cedida por Luis García (Cualquier día...)

Acerca de los guanches

Guanche es el término con el que se conoce a los primeros pobladores de la isla de Tenerife Achineche, dándosele tradicionalmente el significado de ‘hombre de Achineche’. Hay que indicar que también se ha generalizado el término para referirse a todos los antiguos habitantes de Canarias.

Según la idea más aceptada, los guanches procedían del norte de África, siendo en origen grupos bereberes que, no se sabe cómo ni por qué, arribaron a las islas Canarias hacia el 2500 a. C. Sucesivas oleadas posteriores conformaron la “raza” canaria que encontraron los europeos a su llegada entre los siglos xiv y xv y que, según estudios, perdura en parte de la población canaria actual. Hay que destacar, sin embargo, que los arqueólogos e investigadores sostienen hoy que Tenerife y La Gomera quedaron al margen de las migraciones posteriores, manteniendo la denominada cultura de sustrato más inalterada.

Los guanches eran principalmente una sociedad pastoril basada en la cría de cabras, ovejas y cerdos, desarrollando de manera complementaria una agricultura básica de cereales cebada y trigo. La recolección de recursos naturales como frutos, semillas o raíces, el marisqueo, la pesca, la caza de animales salvajes como aves o lagartos, y la elaboración de productos derivados como la manteca, el queso o el gofio, completaban su modo de subsistencia.

Habitaban en cuevas, en algunos casos labradas en la toba volcánica, aunque también construían chozas de piedra. No existían los poblados propiamente dichos, sino que los individuos se agrupaban según la disposición de las cavidades naturales. De estas, elegían con preferencia las situadas en las laderas de los barrancos, así como en los acantilados costeros.

En cuanto a su desarrollo tecnológico, los guanches continuaban prácticas neolíticas, pues la falta de metales en la isla les obligaba a valerse de una industria basada en la piedra y el hueso principalmente. Trabajaban además la madera y practicaban un estilo de alfarería sin torno que ha llegado a nuestros días.

La sociedad estaba fuertemente jerarquizada de manera piramidal, con un máximo dirigente, el mencey, del que, por proximidad sanguínea, partían otros tres estratos: la alta nobleza, achimencey; el resto de nobles, cichiciquitzo; y los plebeyos, achicaxna. Esta división en castas estaba basada en un mito creacionista en el que el Creador había hecho primero a los nobles, a los que había dado los ganados, y después a los plebeyos, a los que dijo que debían servir a los primeros para subsistir. Los asuntos del común se trataban en el tagoror, especie de plazoleta cercada, que era dirigido por el mencey y se componía de los ancianos y nobles.

Era también una sociedad guerrera, existiendo enfrentamientos entre los diferentes bandos sobre todo por hurtos de ganado o por invasión de territorios. Las armas que usaban eran lanzas, venablos, mazas o garrotes y piedras arrojadizas. A modo de escudo utilizaban sus propios vestidos tamarco— enrollados en el brazo, o unas pequeñas rodelas de madera de drago. Los guanches eran educados en las artes de la guerra desde temprana edad, siendo muy diestros en el lance y esquive de proyectiles.

Su religión se basaba en creencias animistas, con culto a los ancestros, los astros y a determinadas divinidades tanto positivas como negativas Achaman, Guayaxerax, Guayota, Chaxiraxi,...—. Poseían sacerdotes, así como lugares de culto en montañas o roques determinados, donde labraban cazoletas y canaletas para las libaciones. Creían asimismo en la vida después de la muerte, conservando los cadáveres de la putrefacción mediante el secado del cuerpo mirlado o momificación, aunque esta práctica estaba reservada para la nobleza.

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